Conecta miradas, llénalas de vida

Hay miradas que nos cuesta ver. Son miradas que duelen, pero también son miradas que nos abren el corazón, que nos enseñan ver, a pesar de la distancia… "Más allá, incluso, de donde alcanza nuestra mirada".

Durante las próximas 3 semanas, y si dispones de 90 segundos diarios, te invitamos a compartir testimonios que, con rigor y objetividad, pondrán cara al drama que vive el pueblo venezolano, a la necesidad, a nuestra Asociación y a quienes nos ayudan.

¡Ayúdanos a conectar la mirada del dolor con la de la solidaridad, la mirada de la desesperación con la mirada de la esperanza! Solo hay que dejarse mirar para llenarse de vida…

¡Hay miradas que enseñan a ver, a pesar de la distancia!

Solo unos segundos ¡Conéctate y verás hasta donde te puede llevar tu mirada!

El empobrecimiento, la desnutrición y el colapso sanitario, la violencia y el éxodo masivo son algunas de las consecuencias de la grave crisis que desde hace años sufre el pueblo venezolano.

Muchos tienen que decidir entre gastar lo poco que tienen en la compra de los medicamentos que necesitan o pasar hambre. Estas miradas de dolor duelen. Pero también nos abren el corazón, conectan voluntades que saltan las fronteras, mueven nuestra creatividad y nos enseñan a compartir. Sus miradas nos han llevado a ver más lejos, a pesar de la distancia, más allá de donde alcanza nuestra mirada: ¡déjate mirar, te llenarás de vida!

Miradas que duelen

Un día más te levantas, enciendes la luz y te das una buena ducha de agua caliente. Desayunas con tu marido y tus hijos. Les acercas al colegio en tu coche y pasas luego por la consulta del ginecólogo para tu revisión anual. Vas a tu trabajo y, durante la comida, comentarás con tus compañeras los detalles para la escapada a la casita rural que habéis planificado para el fin de semana. De vuelta a casa, tienes que pasar por el centro comercial para comprar la leche y los huevos que se acabaron en el desayuno…

Si hoy te hubieras levantado en Caracas, Guasdualito o en algún pueblo o ciudad de Venezuela, si aún resistes y no has tenido que salir huyendo con tu familia. “esa normalidad” que también ellos disfrutaron durante mucho tiempo, sería hoy muy muy distinta…



Miradas que sufren

Según datos del FMI, Venezuela es en 2021 el país con menor PIB per cápita de Latinoamérica, su tasa de paro superó 2020 el 58% (una de las más altas del mundo), y sufre desde 2017 una de las mayores hiperinflaciones conocidas en la historia económica mundial. Según datos de su Banco Central, la inflación en 2018 superó el 130.000 %, en 2020 se acercó al 2.960% y 2021 superó el 686%. Las constantes devaluaciones de su moneda la han sumido en el caos: 10 millones de $ cambiados en 2013 a bolívares, apenas valdrían en 2019 un centavo de $.

Miradas que no querríamos ver

Cuesta entenderlo. pero es una realidad. Según la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida que realiza la Universidad Católica Andrés Bello, desde 2019 el 95% de los venezolanos vive en situación de pobreza y es el país de América Latina con mayor necesidad de ayuda alimentaria externa debido a la dificultad generalizada para acceder a los alimentos, como refleja el Informe sobre Pronóstico de Cosechas y Situación Alimentaria de FAO de marzo de 2020.

Miradas rotas por la necesidad

Como señala Human Right Watch en su último informe de 2021, la escasez de medicamentos e insumos como guantes, mascarillas, alcohol en gel y jabón, equipamiento básico para radiografías, análisis de laboratorio, camas de terapia intensiva y respiradores, así como las interrupciones en los suministros básicos y la emigración de trabajadores sanitarios, han colapsado su sistema sanitario Según el Índice de Seguridad Sanitaria Global de 2019, es el país peor valorado en materia sanitaria de América Latina y ocupa uno de los últimos puestos del ranking mundial (el nº 176 de 195)

Miradas que abren el corazón

Esta situación general de extrema necesidad (que ha llevado a Naciones Unidas a incluirle por primera vez en su Panorama Humanitario Global), se ve agravada, además, por la falta de libertad, por el odio y por la violencia: según el Observatorio Venezolano de la Violencia, el número de homicidios en 2020 superó 7 veces la media mundial. ¿Quién se ocupa hoy de atender a los excluidos, a los marginados, a los que están en la cuneta de la vida?

Miradas que despiertan la fraternidad a pesar de la distancia

Sin embargo, cuando las miradas que sufren, las que no querríamos ver, las que están rotas por la necesidad, incluso desde la distancia, nos abren el corazón, nuestra fraternidad despierta del sueño profundo, nuestra creatividad se lanza en busca de soluciones, aunque sólo sea una pequeña ayuda, aunque sólo sirva para ayudar a unos pocos… De los grandes dramas, también brota siempre lo mejor de nosotros mismos…

Miradas que mueven el corazón

Hay ejemplos reales. Éste es uno de ellos. Una pequeña gotica de agua en medio de un gran océano. Un granito que va haciendo granero, una respuesta al drama humano que viven nuestros hermanos venezolanos: a los siguen allá y a los que han tenido que huir. Nos duele el sufrimiento de los enfermos que no pueden conseguir la medicación que necesitan. Pero, por encima de todo, nos mueven la fraternidad, la dignidad de todo ser humano y la justicia social que brotan de nuestra fe como cristianos.

Miradas que nos abrazan

Un pequeño grupo de venezolanos que vive en Madrid y un pequeño grupo de españoles, sensibles a la escasez de medicamentos y a la dificultad para encontrarlos, se han unido y han puesto en marcha una iniciativa que, en sus primeros 9 meses de vida, ha conseguido enviar más de 1.500 kgs de medicamentos y de material sanitario…

Miradas que saltan las fronteras

Venezuela es, según ACNUR, el 2º país del mundo en número de refugiados y desplazados (muy pronto superará los 6 millones y será el 1º) También muchos españoles tuvieron que emigrar, fueron acogidos y reiniciaron allí una nueva vida. No es ésta por tanto una diáspora más…Nos unen lazos y vínculos muy especiales. Y muchos venezolanos siguen sintiendo a España como una madre, como esa madre que nunca abandona a sus hijos.

Miradas milagrosas

En un clima general de pérdida de sentido institucional, la Iglesia vertebra la ayuda a los más necesitados y es una de las pocas instituciones que cuenta con el respeto y la confianza del pueblo venezolano. Su red asistencial es un gran milagro, es la garantía de que cada euro y cada medicamento recibidos acá se distribuyan íntegramente entre quienes más lo necesitan allá.

Miradas que dieron el primer paso

Somos pocos y estamos dando nuestros primeros pasos, pero conocemos de forma directa y permanentemente las necesidades de cada Archidiócesis. Todos trabajamos desinteresadamente y controlamos que todos los envíos sean utilizados únicamente para resolver y mejorar la calidad de vida de los pacientes finales. ¡No para comerciar con ellos!

Miradas que van sembrando respuestas en otras miradas

En el año 2021, más de 6.000 personas se pudieron beneficiar de los medicamentos y de la ayuda sanitaria que desde la Asociación se enviaron a Venezuela. Colaboran también ya en Madrid de forma permanente 5 Parroquias y 6 farmacias amigas en la recogida de donaciones de medicamentos. Si tú supieras que hay gente a la que quieres que necesitan tu ayuda, a las que puedes ayudar, ¿no les ayudarías?

Buscamos + miradas solidarias para llevar vida

Nuestro sueño es que cada venezolano pueda vivir dignamente de su trabajo sin necesidad de ninguna ayuda externa. Pero la necesidad se multiplica y hay que seguir creciendo para llegar a más lugares en Venezuela, a más pacientes, con más medicamentos y asegurando que se puede hacer de forma regular y sostenible. El objetivo es alcanzar los 3.000 kgs de medicamentos y de material sanitario durante el año 2022 y se necesitan 2.000 € mensualmente para realizar los envíos. Buscamos por tanto miradas que sumen, miradas generosas, que estén dispuestas a llenarse de vida, que miren más allá de donde aleja su mirada, miradas fraternas que se dejen mirar y colaboren en esta hermosa tarea.

Miradas para sumar

Llegar a más pacientes sólo será posible con más ayuda si de forma regular asegura un crecimiento sostenible. ¿Cómo puedes tú ayudar?... Donando medicamentos y material sanitario, coordinando el aprovisionamiento y la recogida de medicamentos en zonas o de grupos concretos, catalogando, almacenando y preparando el material para Venezuela, sosteniendo con tu aportación económica los envíos mensuales, realizando actividades que ayuden a la captación de fondos económicos y material sanitario y siendo voz, dando testimonio, como embajadores del proyecto.

Miradas generosas

Cualquier ayuda, por pequeña que sea, es siempre una gran ayuda. Todas suman, todas son siempre bienvenidas. Tu tiempo, tu donativo, tus ideas, tus sugerencias, tu soporte en las redes sociales, tu creatividad…todo lo que se hace desde el corazón y mirando con generosidad al prójimo multiplica y obra milagros cada día. No importa la edad, ni cuánto puedas dar, ni desde dónde lo puedas hacer: ¡te llenarás de vida!
 

Miradas dispuestas a llenarse de vida

Todo el que recibe siente una inmensa gratitud. Y esa gratitud, a pesar de las dificultades, de los reveses y de las incertidumbres, nos empujan a seguir adelante. Recibimos desde allá testimonios llenos de ternura y de agradecimiento. Son testimonios de vida y testimonios de aliento. Sus miradas nos alimentan y nos llenan de vida. ¿Nos acompañas?
 

Miradas que miren más allá de donde aleja su mirada

Ha cambiado mucho también nuestra forma de mirar a Venezuela y el drama que viven nuestros hermanos venezolanos. Sólo hay que dejarse mirar para ensanchar la mirada. Y ahí hemos ido encontrando las respuestas: “¿qué hiciste de tu hermano, del que tenía hambre, del que estaba enfermo, del que estaba preso, del que sufría las injusticias…?” Con pequeñas acciones se demuestra que lo que decimos con palabras, lo que pedimos en nuestra oración, ahí está el servicio al prójimo…
 

Miradas fraternas con manos abiertas

Hoy vivimos una situación. Mañana, quién sabe, podemos vivir otra. Hoy somos turistas, huéspedes en otro país; mañana podemos vernos obligados a huir, a exiliarnos o ser emigrantes. Reconocer esta realidad, como si fuera nuestra propia familia, aunque a veces sea una familia invisible, nos enseña a ser solidarios. Ojalá al final de este viaje que hemos compartido, tus manos sean manos más fraternas. Ojalá mires ahora a Venezuela y la veas con el corazón. Ojalá tu mirada sea generosa con todos aquellos que no consiguen tener el corazón completo, porque parte de él se quedó allá. Gracias por llegar hasta aquí: ¡Dios te lo pague!